miércoles, 7 de abril de 2010

Burguesía, proletariado y capitalismo: lenguaje del siglo XXI.

 Extraido del blog PuebloAragonés

Seguro que más de uno, al leer nuestro blog, habréis reflexionado acerca del lenguaje que los redactores usamos para referirnos a la realidad social.

¡Qué anticuado y raro queda nominar burguesía y proletariado a las dos clases sociales antagónicas! ¿Capitalismo? ¿pero eso aún existe?


Hace apenas tres años, en época de pleno auge productivo, los neoliberales tachaban la palabra capitalismo como referente al sistema económico vigente e instaban a denominarlo economía de libre mercado.

Supuestamente, el neoliberalismo, la más avanzada forma de capitalismo burgués, se iba a regular completamente sólo (a través la ley de la oferta y la demanda) y la crisis económica era totalmente improbable. Evidentemente, los burgueses hacen análisis económicos como les viene en gana, siempre mirando para su bolsillo y sin hacer un análisis concienzudo de su propio sistema económico.

Si así lo hicieran caerían en una grave contradicción inasumible para su sensibilidad social: observarían que su sistema está agotado y que no puede deparar más que desastres. El capitalismo se basa en la denominada anarquía de la producción. Llega un momento en que existe una sobreproducción y un sobreendeudamiento en el mercado. Si existen demasiados productos en el mercado y no existen consumidores quienes los adquieran, el mercado entra en crisis. Un claro ejemplo es que la que sufrimos actualmente.

Los comunistas y las comunistas denominamos capitalismo a aquel sistema social basado en la división de la población en dos clases sociales: la burguesía y el proletariado (o clase trabajadora).

La burguesía es propietaria de los medios de producción y genera beneficio a través de ello. El proletariado, al no poseer de los medios de producción, se ve obligado a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario.

El burgués, propietario de los medios de producción, pone a disposición del trabajador (proletario) los medios de producción, trabajando este último para él. La producción material y/o inmaterial que el trabajador crea a través de su fuerza de trabajo (utilizando los medios de producción), pertenece al burgués por el hecho de poseer éste los medios de producción.

La diferencia existente entre la cantidad de trabajo realizada por el proletario y la cantidad de trabajo que el burgués le paga como salario, se denomina plusvalía.

Con esa plusvalía, el burgués obtiene un beneficio que va reproduciendo constantemente: progresivamente se va enriqueciendo. Por otro lado, el trabajador puede obtener un salario elevado, pero hemos de ser conscientes de que normalmente ese salario será elevado en medida que la explotación laboral que éste sufra sea más elevada.

¿Cómo se consigue la propiedad de los medios de producción? Para tener la propiedad de los medios de producción es necesario haber acumulado una cantidad de capital suficiente como para adquirirlos y mantenerlos.

Para la inmensa mayoría de la población es imposible adquirir medios de producción, éstos y éstas son la mayoría de los trabajadores y las trabajadoras. No obstante, hay ciertas excepciones.

Existen trabajadores y trabajadoras bien remunerados/as que consiguen acumular suficiente capital como para adquirir medios de producción y establecerse como autónomos o pequeños empresarios. No olvidemos que los autónomos no dejan de ser trabajadores, trabajadores no asalariados pero trabajadores.

Pero seamos realistas, el número de personas que pueden convertirse en autónomos o pequeños empresarios, que pueden dejar de ser asalariados, es mínima comparada con la cantidad de asalariados existentes totalmente incapacitados para cambiar su condición social.

La propaganda burguesa nos bombardea con casos excepcionales en los que ésto ocurre ya que le interesa en gran medida estos ejemplos: son una especie de sueño americano. Pero en realidad, como hemos dicho, estos casos son muy aislados. Pocos asalariados pueden dejar de trabajar para otros. Luego también hay otros que a pesar de establecerse en un primer momento como autónomos o pequeños empresarios, por falta de capital fracasan en su intento y deben retornar al mercado laboral tras una corta aventura. Ésto está ocurriendo abundamente en estos tiempos de crisis. Los medios de producción se van concentrando cada vez más en un pequeño núcleo de personas. Marx ya lo apuntaba hace dos siglos.

Áquellos que son propietarios de grandes empresas tienen una larga tradición empresarial detrás. En muchos casos son hijos de capitalistas. Han heredado las empresas de sus padres y el capital suficiente para mantener la enorme cantidad de medios de producción que poseen.

Los poseedores de los medios de producción son los burgueses. Los grandes burgueses poseen una enorme cantidad de medios de producción, los pequeño burgueses no poseen apenas unos cuantos. Los autónomos son una categoría especial de trabajadores cercanos a la pequeña burguesía pero sin entrar dentro de ella.

Los proletarios o trabajadores somos, literalmente: los que tenemos que ir a currar para nuestro patrón a cambio de un salario. Más alto o más bajo el salario, depende del trabajo que realices, de tu convenio laboral... depende de cuánto estés explotado o explotada.

El capitalismo es el sistema que se encarga de mantener la explotación del hombre por el hombre: del burgués al trabajador. Por eso el capitalismo es incoherente con las aspiraciones de los trabajadores y las trabajadoras, hay que cambiarlo.

La explotación capitalista aliena al trabajador y a la trabajadora, los embrutece y enajena. La alternativa al capitalismo es el socialismo. El socialismo que rompe con la explotación capitalista: ésa es nuestra primera lucha.

El socialismo consiste en el establecimiento de un estado en el que dominen los trabajadores y las trabajadores sobre el resto de la sociedad (la burguesía). En el capitalismo, como ya hemos comentado, son los burgueses quienes dominan sobre nosotros: los trabajadores.

Hemos de tener en cuenta que el Pueblo Trabajador somos la inmensa mayoría de la población: alrededor de un 90% del total, ¿acaso no es democrático que la mayoría domine sobre la minoría?

¡Actualmente la inmensa minoría nos está explotando a la inmensa mayoría! Nuestro objetivo, el objetivo del socialismo, es eliminar la explotación del hombre por el hombre. Al arrebatar los medios de producción a la burguesía y ponerlos en nuestras manos (en manos del Pueblo Trabajador, de la colectividad) los organizaremos de la manera más correcta que consideremos. De ahí la necesidad del Partido Comunista, el Partido de los trabajadores y trabajadoras que defienda los intereses de todos los trabajadores y las trabajadoras.

El Partido, integrado por los elementos más conscientes del Pueblo Trabajador, organizará el estado socialista y los medios de producción para obtener el mayor beneficio social posible.

El beneficio capitalista dejará de ser el objetivo principal de la producción, en el socialismo el objetivo principal es el beneficio social, de la colectividad... repercutiendo de manera directa a la felicidad de los trabajadores y las trabajadoras, de las personas.

Sanidad pública y gratuita, pleno empleo, transportes y formas de comunicación estables y satisfactorias, una educación de calidad y pública, una vivienda para todos y todas, vacaciones aseguradas y pagadas por el estado, igualdad real entre hombres y mujeres, una jubilación segura y digna, elevadas tasas de producción basadas en el trabajo humano y no en la especulación con dinero ficticio... son sólo algunos de los éxitos que los diversos sistemas socialistas han conseguido durante la historia.

Sin perder el objetivo final: la extinción del estado y la vida colectiva. Nuestra lucha: el comunismo.

No pueden tacharnos de burócratas si nuestro más fiel principio es la eliminación del estado. Evidentemente, lejos del infantilismo, no se puede eliminar de golpe: es totalmente infructuoso, temerario y contrarrevolucionario.


Aquí acaba un pequeño resumen de qué es el capitalismo, cómo funciona y cuál es su alternativa real hacia un mundo justo y libre.

Espero haber sido lo más correcto y científico posible.

Jota

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,
Soy taxista, autónomo. Mi padre me compró una licencia la cual exploto yo mismo. No tengo asalariados, ni pienso tener. No me considero ni burgués, ni pequeño burgués ya que, como bien dices, no obtengo plusvalías por trabajo ajeno. ¿Quién puede tacharme de explotador, o de capitalista? Mis ideas son totalmente opuestas al capitalismo y alejadas de gobiernos y partidos. Me jode mucho esta suerte de fanàticos que emplean con tanta facilidad la palabra burgués, usada como etiqueta despectiva para cualquiera que no sea un asalariado. El enemigo es el capitalista, el explotador, el que se enriquece merded al esfuerzo de otros. ¿Acaso sobrevivo si dejo de trabajar? Si a alguien exploto, es a mi mismo, y aseguro que muy a disgusto. Saludos.

Anónimo dijo...

Muy buen artículo, lo importante es socializar los medios de producción para acabar con la desigualdad inherente al sistema capitalista.

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