lunes, 22 de marzo de 2010

Respecto a las liberalizaciones, las privatizaciones y el capital privado.

 
Tomando como ejemplo los servicios de ferrocarril, podemos observar los efectos nocivos de la liberalización (privatización) de los servicios públicos para los ciudadanos y las ciudadanas.

Renfe (la tradicional gestora pública del servicio de ferrocarril), en el año 2005 pasó a dividirse en dos empresas, ambas de capital privado. Por un lado, Renfe Operadora, encargada de los servicios de transporte ferroviario y, por otro, ADIF, encargada de las infraestructuras ferroviarias.

De inmediato, muchas estaciones rurales poco utilizadas por los usuarios dejaron de estar activas y fueron cerradas. También cambiaron las líneas y, evidentemente, se eliminaron paradas.

¿Y todo esto por qué? Porque el servicio de ferrocarril dejó de ser público, se liberalizó y empezó a funcionar de forma privada. ¿Y cuál es la diferencia radical entre una entidad pública y una privada? Entre muchas otras, la más radical diferencia, aplicada a nuestro ejemplo, es que a partir del 2005 el ferrocarril empezó a funcionar según los criterios del capital empresarial privado: reducción de costes, aumento de beneficios.

Dejaron de importar las personas y empezaron a importar únicamente los beneficios. Así es que, gran cantidad de usuarios residentes en pequeños núcleos rurales, dejaron de tener servicio de ferrocarril ya que a las nuevas empresas privadas "no les salía rentable" mantener activo el servicio de ferrocarril en su pueblo.

Daba igual que sus comunicaciones con otros pueblos o ciudades quedaran ampliamente reducidas o que sus posibilidades de desplazamiento (horarios o conexiones) se redujeran considerablemente. Ellos y ellas no importaban. Lo único que importaba es que no era rentable mantener el servicio ferroviario (estación y línea) en dicho pueblo.

Hoy, cinco años después, el proceso de "reducción de costes" continúa. Las amenazas con cerrar paradas y líneas siguen presentes. ¿Y quién cuenta con los ciudadanos y las ciudadanas?

Absolutamente nadie. Al capital privado sólo le importa ganar más y más. Los usuarios y las usuarias: las personas, no importamos en absoluto.

Quienes obtienen beneficios de la liberalización (privatización) de los servicios públicos y básicos son los empresarios burgueses. Los ciudadanos y las ciudadanas, los trabajadores y las trabajadoras, somos ignorados y menospreciados.

La verdadera liberación (que no liberalización) de los servicios básicos se produce cuando todos los servicios básicos pasan a ser públicos, del estado. Entonces es cuando el servicio es público y la mayor parte de la población puede usarlos en virtud de su necesidad.

Debemos rebelarnos. De lo contrario, estamos autodestruyéndonos progresivamente. Estamos permitiendo que una banda organizada de ladrones nos robe nuestros derechos y conquistas, tan duramente alcanzados.

El caso del ferrocarril es sólo un ejemplo de la inmensa cantidad de servicios que, por ser privados, perjudican muy seriamente a los ciudadanos. Y el problema es aún mayor: hay un grupo muy reducido de individuos que se lucran a través de nuestra desdicha. Especulan en el mercado, inflan los precios y reducen los salarios... aplican la ley del capitalismo; como ya hemos dicho: reducción de costes, maximización de beneficios.

Los trabajadores y las trabajadoras no somos simples factores de la producción y el consumo. Los trabajadores y trabajadoras somos personas que tienen unas necesidades y unos anhelos que, como humanos que somos, deben ser satisfechos (1).

Con nuestra desgracia (la desgracia de más del 90% de la población), se lucra el 10% restante. Es fácil ponerle cara a ese 10%, son los grandes accionistas, los propietarios de las entidades financieras, los propietarios de las grandes empresas nacionales y transnacionales... son la burguesía que describía Marx hace 150 años, ahora en el siglo XXI.

¿Y quiénes son ese 90%? ¿quiénes somos nosotros? Nosotros y nosotras somos los trabajadores y las trabajadoras: somos el Pueblo. Somos muchos más que ellos, pero no estamos unidos; por eso tenemos que organizarnos.

En el ejemplo del servicio de ferrocarril podemos observar lo inmensamente nocivas que son las privatizaciones y el libre mercado capitalista. No es objetivo de este arículo denominar a la antigua empresa pública Renfe como un ejemplo de servicio público correcto. Nuestro objetivo es poner de relieve que, a pesar de su mal funcionamiento antes de la liberalización, la cosa no ha hecho más que empeorar.

No obstante, hemos de tener en cuenta que una de las razones para su mal funcionamiento ya antes de la privatización era su pertenencia a un estado capitalista; que destina pocos recursos materiales y financieros a las empresas públicas.

Un estado socialista, un estado por y para los trabajadores y las trabajadoras, primaría por encima de todos el beneficio de éstos. A diferencia de un estado capitalista, sí establecería líneas de ferrocarril en los pequeños núcleos rurales como derecho básico de los habitantes a tener una gran red de comunicaciones a su disposición. Evidentemente, también se reduciría la tarifa de transporte eliminando la especulación mercantil de los precios del servicio. Igualmente pagaría mejor a los trabajadores y las trabajadoras del servicio de ferrocarril y mejoraría sus condiciones laborales (2).

¿Por qué? Porque los medios de producción pasarían a estar en manos de la colectividad, en manos del Pueblo. Y éste los organizaría en virtud de su propia necesidad y beneficio.

Evidentemente, el primer paso hacia la desprivatización y nacionalización de las empresas es la expropiación de los medios de producción a la burguesía. Esta conquista no es otra que la conquista popular del socialismo.

Si queremos llegar a ella, debemos organizarnos.



Jota

(1) Las necesidades y anhelos de los seres humanos deben ser satisfechos en virtud de la colectivización de esas mismas necesidades y anhelos. El primer paso hacia esa satisfacción debe consistir en la igualdad social y legal de todos los seres humanos. Si no hay igualdad, no hay ni satisfacción colectiva ni individual.
(2) Cabría realizar un análisis mucho más profundo de los salarios y condiciones laborales de los trabajadores y trabajadores del servicio de ferrocarril.
 
 

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